Sin duda llegamos al análisis tal vez más difícil de toda la Semana Santa.
Y no porque la carga sea lo más importante de nuestra Semana Mayor, sino porque han surgido muchos debates y polémicas, ya no solo durante la semana en los diferentes medios de comunicación, sino en días posteriores, siendo en la actualidad un tema Trending Topic (palabra muy de moda y ya que Judas es twittero hasta la muerte, no puede faltar en su análisis) que no está dejando indiferente a ninguno de los sectores cofrades de la ciudad.
Para empezar a analizar todo lo que conlleva al mundo del cargador y por extensión a todos los artífices que componen una cuadrilla, debemos de empezar desde el principio.
Y es analizando la fisionomía de la ciudad y de sus cofradías.
Es interesante reflejar como hoy en día (aunque sin números exactos, pero creo que sería fácil aportarlos y llegar a la misma conclusión), existen en la ciudad más cargadores que penitentes en un alto porcentaje de las cofradías.
Es sorprendente ver como Hermandades que no son capaces de llegar a poner en el cortejo a 100 personas con un capirote, tengan la capacidad de encontrar a una media de 150 personas para meterse debajo de un paso.
Y aquí viene la primera pregunta que se plantea Judas.
¿Es correcto decir entonces que faltan cargadores en Cádiz?
Creo que a simple vista la respuesta debe de ser NO.
Por lo tanto, creo que podríamos atajar el primer problema principal que se ha formulado en los diferentes debates y tertulias en los medios. En Cádiz no faltan cargadores.
Creo que ahí viene el primer planteamiento que hace que en la Semana Santa de 2022 debamos de poner el foco de atención en algo que de cara a próximos años sí debamos de replantearnos y debatir.
1. ¿Se necesita preparación para la carga?
Es interesante y sorprendente a la vez para este apóstol (que sí, reconoce tener carencias en esta temática de la carga) ver como la mayoría de las personas que ocupan un lugar en las cuadrillas de Cádiz, lo hacen (al menos a simple vista) sin una preparación previa.
Y es que este año ha faltado preparación previa. Y en gran parte era algo que todos nos esperábamos.
Dos años sin pasos en la calle y llegar a una Semana Santa sin poder realizar ensayos, más allá de un par de ellos algunas cuadrillas, es algo que creo debía de darnos a entender que el esfuerzo físico iba a ser mayor para las personas, además de corporalmente resentirse física y mentalmente todo aquel que en su vida no lleve una rutina deportiva o de sacrificio corporal.
Porque, aunque a veces se quiera tildar de manera despectiva el tema de la carga como un “deporte sacro” cosa que es totalmente incierta, sí hay que reconocer que no toda persona vale para meterse bajo un paso (este apóstol se incluye) o al menos toda persona no preparada, pues tengan por seguro que va a fracasar en el intento de hacer un gran esfuerzo físico ya sea con el hombro pegado a un palo, una molía o un costal (cosa que también hemos comprobado en otros puntos de la geografía andaluza).
Creo que es el momento, y sobre todo viendo algunos casos concretos en los días de Semana Santa, de dar un paso al frente y profesionalizar al cargador.
Pero ojo cuando hablo de profesionalizar, no me refiero a lo que se habla en los foros cofrades.
Me refiero a que el cargador debe de entender que bajo el paso va a realizar un trabajo y un sobre esfuerzo y es por ello por lo que debe de prepararse para la tarea.
Porque en una cosa sí tienen razón aquellos que claman al cielo con que hay que renovar la carga en Cádiz. Los pasos han cambiado mucho en un siglo, y ahora no tiene ni el mismo volumen ni el peso que la mayoría de los misterios antiguamente.
¿Quiere decir esto que el estilo de Cádiz no sirve y hay que buscar nuevas soluciones?
NO
Quiere decir que hay que trabajar en hacer que las personas que vayan bajo un paso estén capacitadas para hacer el trabajo con las máximas garantías posibles.
A lo mejor es el momento de dar un paso al frente y hacer entender a las nuevas generaciones, que el meterse debajo de un paso no se trata solo de devoción, que, por supuesto hay que tener y mucha, se trata también de algo físico, que, al estar mejor preparados, se rendirá mejor y eso hará que mentalmente se esté más preparado para los momentos duros.
Porque cuando no se está preparado llega otro de los puntos que han salido a la palestra durante la Semana: la falta de compromiso.
Y es que por desgracia la sociedad ha cambiado mucho y falta compromiso en muchos de los ámbitos de la vida. Y como no en la carga no puede ser menos.
Esto unido a la pandemia y unido a que las cofradías y sus hermanos han entrado en una tónica que por desgracia se ha incrustado en la mentalidad de las personas y la cual es la falta de paciencia, han dado como resultado que haya habido un gran problema en muchas de las procesiones durante esta Semana Santa.
Porque sí, no queramos nosotros lavarnos las manos. Los cofrades y los Hermanos también tenemos parte de culpa en esto.
2. La impaciencia del cofrade
Porque el penitente ahora se queja de que una procesión es muy lenta o larga, que se cansa mucho, que hay muchos parones o que es muy aburrido.
Y yo me pregunto ¿Alguien sale en una Hermandad por comodidad o para divertirse?
A una Hermandad el día de su salida procesional se va a realizar una estación de PENITENCIA, a recordar la Pasión Muerte y Resurrección de Jesús.
¿Jesús se quejó por cargar su cruz? ¿Jesús se quejó de los azotes? ¿Jesús se quejó de que el camino al Gólgota era muy largo? ¿De que estuvo mucho tiempo clavado en la cruz?
No por ello quiera decir que la salida procesional deba de ser una maratón o que por ello una cuadrilla deba de tardar mucho más de lo que se deba, pero si una Junta de Gobierno o Hermano de fila, el día más importante, que es UN DIA AL AÑO, no es capaz de hacer el sacrificio de estar 6 horas en la calle aguantando también su penitencia a imagen y semejanza de nuestro señor… ¿vamos a exigirle sacrificio a alguien que va sufriendo más que nosotros bajo un paso?
Como digo, aquí hay un debate de mucha profundidad que afecta no solo a la carga sino a todos los componentes de un cortejo procesional.
3. ¿Faltan Cargadores… o faltan capataces?
Es interesante como cada vez que hay un problema en la carga, se relaciona con el cargador y con su estilo de carga, pero no con quien porta el martillo.
Porque igual es que la capatacía es algo mucho más serio que ponerse un traje de chaqueta y coger un martillo, o dar dos discursos bonitos en la calle o ingresar mil euros para ayudar a la cofradía (o como moneda de cambio para acceder a la capatacía).
Un capataz es el que sabe sacar el mejor partido del cargador en los momentos de crisis, hacer que una cuadrilla llegue a su templo de la mejor manera posible cuando todo parece perdido, o hacer que una cuadrilla en todo momento vaya como se dice en nuestro argot “de categoría” aun siendo una cuadrilla que sepa el propio capataz que pueda tener carencias.
Pero sobre todo si un capataz cree que lo que se define en su tierra como un modelo de carga (por cierto, recogido dentro de los escritos para la consecución del Bien de Interés Turístico) no es de su gusto o cree que no va a ser capaz de trabajarlo de una manera decente, es mejor que ese capataz guarde su martillo y vaya en busca de sus verdaderas ambiciones allá donde sea capaz de encontrarlas.
Y este año bajo mi humilde opinión creo que se ha visto en Cádiz una falta de capataces que lleguen a representar lo que Cádiz necesita en algunas hermandades.
4. No es año de hacer balances
Pero sobre todo debemos de tener una cosa clara, esto es algo que Judas habla de forma subjetiva, porque este año no es año que toque hacer balance de la carga. La carga ha pasado, bajo mi opinión por lo que debía de pasar después de dos años de parón.
Y OJO QUE NO SIEMPRE DE FORMA NEGATIVA PORQUE TAMBIÉN HEMOS VIVIDO MUY BUENOS MOMENTOS.
Pero si nos debe de servir para poner un nuevo punto de mira para evolucionar y ser mejores, sobre todo para las futuras generaciones.
Es momento de evolucionar la carga, totalmente de acuerdo.
Pero siempre desde nuestras raíces.
