Cuando se llega a un punto de no retorno en las redes sociales los cofrades a veces deberíamos pararnos a reflexionar y ver si los caminos que estamos llevando son los correctos.
Y es que las cuentas cofrades, ya sean las oficiales, las informativas o a las que, como a la de este Judas, se nos catalogan como fake, también tenemos una labor social a las que atenernos.
Porque aunque estas cuenta fake trabajemos con el humor, la crítica, la primicia o la información, no por estar detrás de un símbolo o personaje ficticio estamos exentos de atenernos a unas reglas del juego.
Toda esta disertación viene al hilo de una noticia sufrida en Santo Domingo en estos días y donde cierta cuenta “denominada cofrade”, ha divulgado una carta que, de manera privada, el director espiritual de una cofradía ha enviado a cada uno de los hermanos de la corporación.
Por supuesto es una información que seguro que muchos, dentro del mundillo cofrade sabrían (lo cual me incluyo) porque en los mentideros siempre andan divagando las informaciones, y la problemática que anda sobrevolando sobre la hermandad en cuestión, no es nueva y por supuesto es debatible y analizable.
Creo que el problema llega cuando una cuenta, ya sea por querer dar una primicia o por querer airear las malas hierbas de un tema escabroso, con fin de dañar a las personas de la propia hermandad o por cualquier otro desconocido interés, es capaz de sacar a la luz un documento de carácter privado y que se extienda como la espuma por las redes tanto públicas como privadas. Y ojo, no digo dar la información, sino compartir de manera pública dicha documentación.
Las cuentas cofrades no podemos jugar a eso. Porque seamos oficiales o no, la ética personal de cada responsable de ellas debe imperar ante cualquier otra necesitad de querer darse a valer.
Una cuenta cofrade debe asumir la ética moral e informativa cuando le llega una documentación y tener la capacidad moral e interna para saber si dicha documentación debe hacerla pública o no.
Porque más allá de cualquier burla o crítica está el derecho de la privacidad de ciertos documentos que toda cuenta cofrade debe saber respetar y al menos analizar o exponer a debate sin faltar al derecho de privacidad de documentos.
Y si las cuentas cofrades no somos capaces de respetar las reglas del juego, igual deberíamos de desaparecer todas y volver a empezar desde cero.
Porque actuemos desde la información, la ironía la crítica o el humor, todas tenemos un mismo fin: luchar por los intereses de la Semana Santa y las cofradías y criticar todo lo que se hace a nuestro juicio mal, pero siempre desde la ética y el respeto.
Todo lo demás sobra dentro de una hermandad y fuera de cualquier red social.