Formalizada definitivamente la suspensión del culto externo por parte del Obispado, toca saber el trabajo que desde el Consejo de Hermandades y las propias cofradías se ha realizado durante estos meses en los que se ha comentado el constante devenir de reuniones y planes alternativos. ¿Qué nos espera este 2021?
Ya están las cartas sobre la mesa. Tras la oficialidad por parte del Arzobispado de Sevilla y Granada de la suspensión de los cultos externos para este 2021 hasta nuevo aviso, el pasado Viernes el Obispado de Cádiz siguió los cauces correspondientes para oficializar la misma suspensión y desmarcándose de la hoja de ruta inicial pactada, cosa que ha sentado como un jarro de agua fría al Consejo de Hermandades que había tomado frente en la defensa de una comunicación común de las decisiones en la comunidad autónoma.
No sabemos que consecuencias traerá en el fondo esta comunicación a dos bandas, la cual hace entender que no todas las partes van de la mano (al menos en decisiones) a la hora de tomar cartas en los asuntos y que ahora nos llevan a plantear el gran dilema que todos los cofrades tenemos en mente: Cómo estructurar la Cuaresma y Semana Santa de 2021
Los cofrades necesitamos ahora más que nunca que el Consejo salga, no demasiado tarde, a mostrar en qué se ha trabajado en estos meses atrás. Pues vernos a día de hoy con las manos vacías, puede ser un desastre monumental.
A poco más de un mes para la Cuaresma y menos de 80 días para la Semana Santa, el tiempo corre en contra de todas las partes y hay que tener una idea clara: no podemos pasar por otro 2020, toca remangarse y hacer que este 2021 sea algo que marque la historia cofrade de nuestra ciudad.
Un proyecto cofrade para toda la ciudad
No sólo hay que fomentar el culto interno, del cual tienen una gran responsabilidad las hermandades, sino incentivar a una ciudad falta de ilusiones y en la cual las cofradías tienen la oportunidad de volver a captar ese sentimiento que ha quedado en barbecho durante las últimas décadas.
Volver a incentivar a la juventud, rescatar a los hijos pródigos que por desavenencias o cualquier otros factores abandonaron tanto las creencias como el sentir cofrade, educar en la formación (sin tener que pagar unos cursos) atraer de nuevo a una ciudad que necesita más que nunca creer en algo, esa es la misión de las cofradías y eso tiene muchísimo trabajo. Y gente capacitada por supuesto hay.
No podemos descartar el que la Semana Santa salga a la calle, pues aún por decreto no podremos ocupar la vía pública, existe la posibilidad de trasladar actos, exposiciones, conferencias a rincones de la ciudad adaptados y capacitados para dichos actos. Posibilidades hay muchas, solo hay que poner ganas y buena organización.
Los actos deben seguir su curso. Aunque hayan voces discordantes que prefieran que todo quede apoltronado en la nada, el Pregón más que nunca debe seguir adelante. Los cofrades necesitan de la voz para alimentar sus corazones, la palabra debe llevarnos a imaginar todo aquello que no podremos ver en la calle, pero… ¿Hay que ver para creer?. Pregonero los cofrades te esperamos más que nunca!!
Pero… ¿Cómo se puede conseguir?
Ideas habrá a millares y nunca hay que descartar ninguna. Sí hay que tener claro que no todas las personas llegan de la misma manera a la Fe y hoy en día los caminos hacia las hermandades son muchos.
Hay hermandades que deben trabajar (y no poco) el ámbito tecnológico y social de cara a este 2021 para no quedarse atrás o terminar al borde del abismo. Crear comunidad, desde la creencia, desde el folclore, desde el turismo, debe ser la prioridad y hay que llegar al máximo de personas desde el camino que cada cual elige, ninguno debe ser tachado ni menospreciado. Y ahí el Consejo de Hermandades tiene que focalizar su trabajo.
Es momento de sentarse verdaderamente con las administraciones, con el sector hostelero, cultural, patrimonial. Crear sinergias que se afiancen en este 2021 y sirvan para mantenerlas de cara a años próximos. Así todos ganaremos
Sobre todo no hay que descartar ninguna propuesta por irracional que parezca, yo ya dejé algunas que bien podrían ser de nuevo revisadas.
Pero si hay una que debemos tener clara es que, ahora más que nunca, TODOS debemos estar con las hermandades y dejar resquemores, disputas o cualquier otro inconveniente atrás. Toca remar todos en una misma dirección.
Pero para ello, los máximos gestores de nuestra fiesta deben de estar a la altura. Si no, esto se derrumbará como un castillo de naipes.