Humildad y Paciencia

Iglesia de San Agustín
Plaza San Agustín

Venerable Inmemorial Pontíficia y Nacional Cofradía de Penitencia del Santisimo Cristo de la Humildad y Paciencia y Nuestra Señora de la Amargura

Historia

La Cofradía fue fundada en 1621 por un grupo de cargadores de Indias, de origen vasco-guipuzcoano en su mayoría, 

y se la denominó Cofradía nacional de los vizcaínos, por agrupar en su seno a naturales de las tres provincias vascas y el reino de Navarra, cuyos escudos se observan en las esquinas de la bóveda central de la iglesia de San Agustín. Se conservan diversos documentos antiguos como es un expediente que abrió contra ella el tribunal eclesiástico gaditano en 1628, y que se conserva en el archivo diocesano de esta ciudad, por alterar el orden de su cortejo en la procesión penitencial de aquel año.

Según otro antecedente, al otorgar testamento el capitán Diego de Aguirre, en 1634, hizo constar a uno de sus albaceas, Manuel de Iribarri, que para bien de su alma tomara una de las capillas de la iglesia de San Agustín y la costease de su hacienda, donándola a la cofradía de la Humildad y Paciencia, donde sus albaceas recibieron sepultura.

Autores de las imágenes

Mucho se ha hablado sobre esta magnífica imagen, probablemente la mejor de las descubiertas hasta ahora de Pimentel, la cual posee un excelente tratamiento del desnudo especialmente visible en la espalda de la misma donde demuestra sus profundos conocimientos de anatomía. Representa a Cristo meditando sentado encima de una peña y esperando el momento de la Crucifixión.

 El modelo pudo tomarlo en parte, al menos en cuanto a composición, de la estatua de Lorenzo el Magnífico de Miguel Angel de la Basílica de San Lorenzo de Florencia, aunque en posición invertida. La imagen está realizada en madera de cedro, demostrando una excelente técnica en el manejo de gubias y aparejos.

Recientemente se ha descubierto además la más que probable intervención del pintor extremeño afincado en Sevilla Francisco de Zurbarán (1598-1664) en la policromía de la imagen (amén de firmar en el contrato de realización de la obra), lo cual realza más si cabe el valor de esta imagen que se puede situar en la cumbre de la imaginería andaluza y que es sin lugar a dudas la mejor de las de su advocación y punto de partida de otras obras similares como el Cristo de la Humildad y Paciencia de Chiclana, realizado por Tomás Vadillos en 1697 y tomando claramente como modelo el Cristo gaditano.

El Cristo de la Humildad y Paciencia revela por sí solo a Pimentel como uno de los grandes maestros del barroco andaluz debido a su excelente modelado y terminación, al magnífico estudio anatómico y a su cuidada policromía, estando a la altura de las grandes obras del siglo XVII. 

Dolorosa bajo palio. Al igual que la sevillana Virgen de la Merced, con la que presenta notables analogías, se trata de una obra de innegable corrección escultórica y aristocráticas formas que sosiegan el dolor de María. La Virgen inclina levemente la cabeza hacia la derecha y dirige la mirada al mismo lado. Posee peluca de pelo natural para realzar el naturalismo popular de la talla. Los ojos son de cristal y las pestañas, postizas en los párpados superiores y pintadas en los inferiores.

 Lleva cinco lágrimas de cristal, dos en la mejilla izquierda y tres en la derecha. La nariz es recta y alargada, y la boca, entreabierta, permite ver la lengua y los dientes superiores tallados. Los pómulos son afilados y el agudo mentón, limpiamente trabajado, da paso a un cuello erguido y contraído por los sollozos. Las finas manos aparecen extendidas, portando un pañuelo en la derecha. El candelero es cónico y de base ovalada.  

Túnicas

Para el Cristo, capirote y túnica morada, capa de color crema. Para la Virgen, túnica y capirote de color guinda y capa del mismo color.

 

Fuente: Consejo de Hermandades y Cofradías Cádiz